Ser una niña adolescente ya es suficiente reto, y si le añadimos la presión publicitaria que constantemente nos esta diciendo que ponernos, como vernos, lo que esta bien o mal, podríamos decir que todo el proceso se puede volver casi una pesadilla.
Modelos y celebridades flacas, buen cuerpo, look perfecto, con miles de cirugías a los 18 años aparecen constantemente, y lo peor es que parece que con ese aspecto lo tienen todo, desde popularidad con amigas y éxito con los hombres hasta mucho dinero y fama, y felicidad plena.
En realidad la mercadotecnia ha venido a reforzar enormemente la ilusión de que la felicidad esta afuera de nosotras. Pensamos que sólo podemos ser felices si tenemos muchas cosas materiales: ropa, dinero, el último celular, etc; que sólo podemos ser felices si somos populares en la escuela o si tenemos muchas amigas que nos admiren o si tenemos novio o no, o si nuestro aspecto físico es perfecto o se asemeja a las de las celebridades. Y cuando no tenemos todo esto, nos sentimos tristes o que no pertenecemos o incluso luchamos contra nuestra propia naturaleza poniéndonos a dietas rigurosas que tienen el riesgo de transformarse en trastornos alimenticios.
La mercadotecnia vende apariencias que la mayoría de las veces no son reales, por lo que es importante reforzar nuestra autoestima y tener claro quienes somos y lo especiales que somos para no caer en conductas que pueden poner nuestra salud mental y física en riesgo. Hay que saber amarnos a nosotras mismas tal como somos. Todas tenemos un aspecto único que nos hace especiales.
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